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Y Bilbao se rindió a Maná

Un concierto de Maná es un éxito asegurado. ¡Qué tíos más grandes! Simplemente. Y con esto podría resumir toda la noche porque todo lo demás sería adornar una verdad y decir lo mismo de manera diferente. Pero imagino que querréis saber un poco más ¿no?

Empezaron con media hora de retraso, como si fueran una novia que sabe que la fiesta no va a empezar sin ella. El público comenzaba ya a impacientarse, pero los mexicanos se los metieron en el bolsillo con los primeros acordes de ‘La prisión’. La imágenes en la pantalla de un desierto, unos indígenas y el Maná –en polinesio significa energía positiva- explotó.

Comenzaba el último concierto en España de la gira ‘Cama incendiada tour’ y Bilbao se rindió ante ellos.

Bilbao se rinde ante Maná

Bilbao se rinde ante Maná

Llevar 30 años en la música y ser el grupo de rock en español más influyente quizá de todos los tiempos hacen que puedas permitirte ciertos ‘lujos’. Lujos con los que convirtieron un concierto en una fiesta constante para las miles de personas que coreaban cada estrofa de cada canción del grupo de «Jalisco, Guadalajara, México» como si no hubiera un mañana. Porque no todos los artistas pueden cantar más clásicos que temas nuevos en la gira de presentación de, precisamente, su nuevo álbum. Salvo Maná y otros tan grandes como ellos.

Con ‘Corazón espinado’ el Bilbao Exhibition Center (BEC) casi se viene abajo. Y no es para menos teniendo en cuenta que el gran, gran, gran SergioVallín, se hizo un solo de guitarra al más puro estilo Santana que puso la carne de gallina. Shakira ‘apareció’ casi como un holograma para cambiar de tercio con la preciosa balada ‘Mi verdad’, del disco ‘Cama incendiada’. Un espectáculo brillante, rescatando los grandes éxitos rockeros del grupo como ‘Rayando el sol’, ‘Clavado en un bar’ o el recuerdo a su loca del muelle de San Blas que dieron paso a un momento más íntimo con un acústico desde un escenario secundario colocado en medio de la pista.

Álex, la bestia de la batería, es, no lo dudéis ni por un momento, una bestia de la batería. Se comió solo el escenario. De pie, de espaldas, sentado y hasta con los ojos cerrados dejó con la boca abierta al público mientras el resto de la banda se preparaba para asaltar el escenario secundario en el que su rock latino se convirtió en un acústico increíble.

Sobre un segundo escenario más pequeño, cercano e íntimo -una cama, aunque no incendiada-, sonaron a los acordes de la guitarra ‘Mariposa traicionera’ -«para esas mujeres seductoras, que en España hay muchas»-, ‘Vivir sin aire’ o ‘Si no te hubieras ido’. Hasta ellos estuvieron más profundos, con un Fher confesando algunos secretos familiares que no se pueden contar en horario infantil.

Y aquí es donde tengo que hacer un alto en el camino. En la pista se hizo un pasillo de, literalmente, dos metros y medio, para que la banda fuera del segundo escenario al principal. A nosotros nos tocó aguantar ese pasillo en medio del concierto, todo lo que duró el acústico en el escenario alternativo, y un par de canciones más. Y la verdad es que fue incómodo, y eso que en la pista se estaba genial.

Fue una piedra en el camino, pero nada que ensombreciera el conciertazo de los mexicanos que, además, se mostraron durante toda la noche reivindicativos lanzando mensajes a favor de la «Madre tierra» antes del homenaje al cauchero y defensor de la Amazonia, Chico Méndez, con ‘Los ángeles lloran’; de apoyo al opositor venezolano Leopoldo López, que se enfrenta a más de 15 años de cárcel por no pensar como Nicolás Maduro y en defensa de los músicos locales. En ese momento hicieron subir al escenario a un joven guitarrista, Daniel Martín Fuentes que, muy lejos de amilanarse ante los grandes, punteó como el mismísimo Vallín (otro lobo del escenario, un grande de la guitarra) un ‘Me vale’ con el que se ganó al público.

Bilbao se rindió a Maná

Bilbao se rindió a Maná

Al terminar el concierto, dos horas y media alucinantes que se me pasaron volando, una amiga me preguntó «¿Cuántas canciones del último disco han tocado?». Yo le contesté que «afortunadamente» pocas porque, sinceramente, es el disco que menos he escuchado. Pero ellos son Maná y se metieron al público en el bolsillo, precisamente, con sus grandes éxitos. ¡Es lo que tiene ser la banda sonora de varias generaciones!

Incendiaron el escenario, literalmente. Y su actuación acabó con un festival de luz, color y confeti que puso la guinda a un pastel delicioso. Yo me hubiera quedado allí otras dos horas y media, pero había que volver a la cruda realidad…

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Esta entrada fue publicada en 10 de septiembre de 2015 por en En primera persona y etiquetada con , , , .

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